jueves, 12 de enero de 2012

Visita 2 por La Cabrera

Qué ver en La Cabrera, un pueblo con extenso patrimonio cultural...

Esta localidad de Madrid, es rica en su patrimonio de diferentes épocas y diversos estilos, por lo que a partir de los meses de mayo y junio, sus calles empiezan a llenarse de turistas que quieren apreciar la belleza de este pueblo.

No se trata de un pueblo rico en plazas, tan sólo cuenta con la plaza del Ayuntamiento y la plaza de la Inmaculada Concepción , una pequeña iglesia  de sillares de granito con torre-campanario de dos cuerpos.
Como hemos visto ya en varios pueblos de la Comunidad de Madrid, como por ejemplo en Puentes Viejas, es típico el potro de herrar, algo que también podemos visitar en La Cabrera.

Otro punto interesante que se recomienda no perderse es el Centro Comarcal de las Humanidades Cardenal Gonzaga, el cuál ofrece un interesante gabinete artístico y exposiciones temporales cuya entrada es gratuita, y además cuenta como el cine o el teatro para todas las edades,  cuyo precio oscila entre 3 y 10€, por lo que se puede conjugar el ocio con el deleite del arte.

Cancho Gordo

Todo parece indicar que La Cabrera, tuvo vecinos desde tiempo remotos, algo que puede constatarse con los restos neolíticos que aún perviven en el Cancho Gordo y el castro del Cerro de la Cabeza. Otro punto histórico de interés es la necrópolis cristiano-medieval de la Tumba del Moro, junto a la carretera que une La Cabrera con Valdemanco, un conjunto de 10 tumbas siendo una de ellas antropomorfa.

Interior del convento de San Antonio
Pero sin duda, el mayor atractivo que ofrece La Cabrera, es el convento de San Antonio,  se trata de una construcción del Siglo XI, que fundaron los benedictinos y que en principio fue el convento de San Julián, está situado en lo alto de la sierra a unos 1200 metros de altura, por lo que se convierte en un mirador excepcional, de las bellas vistas que rodean a este edificio religioso. Su estructura está compuesta por tres austeras naves con crucero y cabecera de cinco ábsides. Los elementos que componen este templo le dan un aire arcaico como las columnas de tosca factura, los arcos triunfales en la capilla o la bóveda de cañón . A mediados del siglo XIV fue Íñigo López de Mendoza, quién dio un impulso al viejo cenobio, encomendándolo a los franciscanos, quienes lo nombraron la protección de San Antonio. Llegó a ser un importante centro de estudios gramaticales y teológicos.


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